-Prepara con la ayuda de tus hijos un espacio acogedor.
– Acordad con ellos el mejor momento del día para llevar a cabo la práctica. Será clave para poder mantener la actividad en el tiempo.
– Elimina todo tipo de expectativas y juicios acerca de cómo debe ser una práctica perfecta. Al principio intenta ser flexible y no exigirles demasiado.
– Empieza realizando prácticas sencillas a modo de juegos de atención y/o de respiración.
– Reserva un pequeño espacio de tiempo al final para reflexionar y comentar acerca de las sensaciones que habéis experimentado.
Infinidad de publicaciones científicas actuales, hablan y demuestran los beneficios del mindfulness en nuestra salud, destacando su gran papel en la regulación e inteligencia emocional, en la memoria, en la capacidad de concentración, en la autoconciencia, y a nivel de neurodegeneración y del desarrollo de ciertas patologías asociadas a la vejez. Comenzar a practicarlo desde pequeños en un entorno cómodo y familiar, ayudará a alcanzar y disfrutar de todos sus beneficios.